Ni amparos ni caos ponen freno a aplanadora legislativa
Mociones suspensivas fueron desechadas una a una
El caos reinó el martes desde las 04:00 de la mañana en la Cámara de Diputados, hora en la que los trabajadores del Poder Judicial de la Federación empezaron a bloquear las entradas para evitar que los legisladores oficialistas sesionaran y avalaran la reforma judicia… y sus únicos acompañantes fueron los granaderos, que fracasaron en su intento de contener a los manifestantes.
Diversas mociones suspensivas fueron desechadas, una a una, en votación a mano alzada y con el mínimo esfuerzo de la mayoría oficialista. “Sin justicia no hay igualdad”, rezaba una lona que desplegaron los panistas que acompañaron a la diputada Paulina Rubio durante su discurso en contra de la reforma al Poder Judicial.
También compararon al Tribunal de Disciplina, que se creará con la reforma, con los que impuso Antonio López de Santa Anna en el siglo XIX, y que desde “tribuna” el diputado Germán Martínez (PAN) llamó “Satanismo judicial”, mismo que, recalcó, está lejos del Juarismo que pregona Morena.
La respuesta vino más tarde de Monreal Ávila, quien dijo que la “dictadura de la toga y el birrete” no tiene cabida en el proyecto nacional que impulsa su partido.
Aunque los asesores no dejaban de repartir frituras, galletas, agua, fruta y refrescos, a las 20:00 horas un miniejército de meseros empezó a instalar mesas para servir la cena en la cancha de basquetbol contigua.
Todavía no habían terminado de poner los manteles cuando decenas de diputados ya ocupaban las mesas, dejando al fondo, lejos, el gutural sonido molesto que salía del sistema de sonido improvisado.
Así, uno a uno, fueron pasando los diputados de la oposición para clamar que se desechara la elección popular de ministros, magistrados y jueces, ante el hermetismo de los oficialistas que sólo esperaban la oportunidad de estrenar su aplanadora.
A los diputados de Morena y sus aliados se les olvidó la sugerencia que les hizo la presidenta electa Claudia Sheinbaum la semana pasada, durante su reunión plenaria: “Que no se vulnere ninguna fase y no nos precipitemos”.
Al final se presentaron más de 600 reservas y ni protestas ni amparos vigentes lograron frenar la aprobación de la reforma judicial.