Espectaculos

Cree Arau que, por antipatía, Academia no le da Ariel de Oro

Ciudad de México.- Cuenta el veterano cineasta Alfonso Arau que, hace mucho tiempo, firmó un contrato formal con su amigo, el también director Alejandro Jodorowsky. Ninguno tiene permiso de morirse antes de cumplir 120 años.

«En lo personal quiero que se me recuerde como un hombre de familia. Como cineasta, como alguien que ayudó con sus ideas y películas a hacer del mundo algo un poquito mejor».

El mexicano, autor de películas como Un Paseo por las Nubes y Como Agua para Chocolate, ya tiene 92 y anda con un bastón. Pero, asegura, se siente sano, fuerte… y no tiene planes de quedarle mal al artista chileno.

«Alejandro tiene 3 años más que yo y también está poca madre. Ahí la llevamos. Tenemos muchas cosas que hacer todavía», cuenta el longevo Arau, también actor, músico, bailarín y mimo, quien tiene 8 hijos, 10 nietos y 14 bisnietos.

En la Cineteca Nacional, no para de firmar autógrafos ni sacarse fotos con admiradores de diversas generaciones. La institución lo homenajea con un ciclo que proyecta películas suyas como realizador o como actor.

«Tengo éxito, muchísimos fans en el mundo entero», se enorgullece en entrevista. 

«Constantemente me hacen consciente de que me admiran, que aprecian mi trabajo».

La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas no parece valorarlo de la misma manera. Hace días, el organismo anunció a los receptores anuales de su premio Ariel de Oro y el nombre de Arau, una vez más, no estaba ahí.

«Ha habido mucha gente en la Academia a la que no le caigo bien, sencillamente. Porque si fuera por méritos… Yo he ganado varios Arieles personales y mis películas han generado muchísimos más.

«Es por mala onda (la no concesión). Además, también me lo he ganado un poco, porque yo siempre critico», reconoce.

Arau no se anda con rodeos y opina que el estado de la industria del cine en México es malo. Siguen reinando las envidias, la frustración, el influyentismo y la corrupción, menciona el capitalino.

«En México no filman los que tienen que filmar, filman los que tienen amigos, los que son transas».

Tiene más de una docena de títulos como director. Por enumerar algunos hitos, abrió puertas a los realizadores mexicanos en Hollywood con Como Agua para Chocolate (1992), que trascendió fronteras.

Mezcla de romance y realismo mágico ubicado en el México revolucionario, recaudó en EU más de 21 millones de dólares en taquilla. Además, consiguió nominaciones al BAFTA, al Globo de Oro y al Goya.

Dirigió a Keanu Reeves y Anthony Quinn en Un Paseo por las Nubes (1995). Y el legendario Woody Allen estuvo bajo sus órdenes en Picking Up The Pieces (2000).

Arau se jacta de que incluso en Palacio Nacional se tiene en alta estima su obra. Recuerda que hace cinco años el Presidente Andrés Manuel López Obrador sugirió a funcionarios ver Calzonzin Inspector (1974), sátira política sobre los «lavados de cara» para agradar a los jefes.

«Es un honor tener de fan a Obrador», reconoce.

Calzonzin…, estandarte de la vertiente política del cine de Arau, acaba de cumplir medio siglo de vida. Fue un título provocador, un golpe al sesgo a la libertad de expresión en el priismo de los 70.

«Yo no volví a trabajar en todo ese sexenio», rememora. «Un achichincle le dijo a Luis Echeverría (entonces Presidente), quien estaba furioso, que debía decir que había patrocinado la película porque sí había libertad en su gobierno».

La última vez que Arau se puso tras la cámara fue en 2010 con el drama italiano L’Imbroglio nel Lenzuolo. Aunque desearía volver a rodar, piensa que la dirección ya es un capítulo terminado: la industria es implacable con las oportunidades para los mayores.

Eso no significa que esté retirado del cine, aclara: escribe constantemente guiones, historias que espera dejar como legado de su trabajo. Son historias pequeñitas, mexicanas, de amor, otro de los órganos centrales de su cine.

«Tengo una historia de amor que se llama La Gloria Eres Tú, como la canción, sobre un cuate que es adorador de (la actriz) Gloria Marín y que un día la encuentra, ya vieja. No te digo más…»

En cuanto a la carrera actoral, en la que trabajó con John Landis, Robert Zemeckis y Sam Peckinpah, sólo algo extraordinario lo haría retomarla. Consciente de sus 92, teme haber perdido facultades, ya no ser tan ágil, tan preciso en la interpretación.

«El tiempo pasa, no eres el mismo».

No aprueba ‘Chocolate’ como serie

Alfonso Arau no aprueba la realización de HBO de una serie que adapta de nueva cuenta el libro de su ex mujer, Laura Esquivel, «Como Agua para Chocolate». Considera que el cine y la televisión deberían explorar cosas nuevas y no revisitar lo que ya se hizo y se hizo bien.

«Esa gente no tiene ningún talento, nada más compran las cosas», critica el director.

En su película, Marco Leonardi y Lumi Cavazos encarnaron a Pedro y Tita, la pareja protagónica del romance. Ahora los papeles recaen en Andrés Baida y Azul Guaita.

La producción de la serie, confirma, no se le acercó para solicitarle asesoría u ofrecerle la dirección de algún episodio. Arau lo agradece, porque, sostiene, los hubiera «mandado al demonio».

«Laura la vendió (la novela) como serie. Yo no estoy de acuerdo. ¿Cómo vas a hacer una serie? La película es una cosa tan especial, tan específica, tan única…».

Arau señala que la historia, en su versión para la pantalla chica, tendrá muchos cambios. Y desliza que la misma Esquivel está desencantada con el rumbo que está tomando.

«Laura me dijo: ‘Estoy furiosa’, que esto, que lo otro. ‘Yo te lo dije. Estás dándole tu obra al demonio'».